Rodolfo Novillo

Nació el 14 de mayo de 1953 en la ciudad de Córdoba. Antes de ser secuestrado, su vida se dividía entre su trabajo y su militancia barrial en el frente estudiantil, posteriormente centrada en la construcción política partidaria. El 22 de junio de 1977, fue secuestrado junto con su pareja y sus cuñados. Fue inmediatamente conducido al CCD La Perla de Córdoba, donde permaneció un mes, para luego ser llevado al CCD Campo de La Ribera y a la cárcel de San Martín. A pesar de estar alojado en una prisión legal, el Poder Ejecutivo Nacional lo legalizó recién a los tres meses de haber llegado. En octubre de 1978 lo trasladaron al penal de La Plata, de donde salió en libertad en 1982.

Escribir poesía no ha sido innato para Rodolfo Novillo quien recuerda en una carta a su madre que «en otras circunstancias, posiblemente, no se [le] hubiera ocurrido escribir, a tal punto que no [le gustaba] la poesía». Sin embargo, fueron esas «circunstancias», precisamente, las que llevaron al autor a buscar herramientas de resistencia. Una de ésas, además de la poesía, fue la escritura en general, ya que Rodolfo Novillo ha sido particularmente constante en su producción epistolar. De hecho, es por ese medio que eligió transmitir sus poemas, convirtiendo a su madre en su principal cuidadora.

La mayoría de los poetas de la cárcel eligieron componer y almacenar sus poemas en sus propios cuadernos. En el momento de la liberación, algunos se los pudieron llevar, otros no. Rodolfo Novillo quizás intuyó que sus cuadernos corrían riesgos y por eso prefirió transmitir sus poemas a través de las cartas entre los años 1978 y 1979. Este modo de transmisión, poco usado, nos confirma la finalidad testimonial de la poesía que logró cruzar las rejas y difundir una multitud de sentimientos resultantes de la situación de cautiverio experimentada. Si él dirá, más de 30 años después, que la poesía lo ayudaba a mantenerse «fuerte», «íntegro» y «lúcido», sus poemas confirman la importancia vital que tuvo para él la escritura.

Poemas